lunes, 9 de noviembre de 2009

PEPE CHIVA, PERIODISTA DE RAZA


Querido Pepe, nunca pensé verme en el trance de escribir una nota necrológica sobre ti, incluso cuando los médicos tiraron la toalla y sabíamos que la suerte, maldita suerte, estaba echada, me dije que era una prueba más de las muchas que la vida te había tendido. Siempre fuiste un corredor de fondo, valiente como los capitanes intrépidos, que hasta en el último soplo de vida impartió magisterio de dignidad y coraje. Contigo me inicié en el periodismo cuando, tras la muerte del dictador, las libertades despuntaban con timidez imparable. En aquellos años de aprendizaje, que nos obligaron a crecer precipitadamente, encontré al mejor guía, al mejor amigo.

Querido Pepe cuantos desvelos, cuantas ilusiones, en la andadura de un periodismo incipiente que latía bajo nuestros jóvenes pechos, acelerado por la esperanza de la libertad que llegaba arrolladora. Informar, contar las cosas, con veracidad y rigor, ese fue el anhelo que aprendí de ti, en aquellos primeros momentos. Me abriste las puertas y los micrófonos de Radio Popular, ya entonces una auténtica tribuna de la libertad de expresión, de la mano del admirado maestro Juan Soler. También me llevaste a las páginas contestatarias del semanario ‘Obra’, que por aquel entonces editaba Vicente Miralles Troncho, otro amigo que nos abandonó antes de tiempo. Después nuestras vidas siguieron unidas en lo profesional y personal: trabajamos codo con codo en Mediterráneo y Castellón Diario. Durante años compartimos infinitas horas de dedicación a una profesión que para ejercerla con tu honestidad y entrega sólo puede entenderse como una auténtica forma de vida.

Querido Pepe, suele decirse que los obituarios son textos laudatorios a medida de cualquier persona. En tu caso siempre faltarán palabras a la hora de definir la grandeza como ser humano. Eras un hombre sin doblez, periodista de raza, que por ejercer con honestidad el oficio que era tu vida sentiste los zarpazos de la mezquindad, del engaño, incluso de la traición, que suelen ser las únicas verdades que encajamos quienes somos meros peones de lo que se ha dado el llamar el cuarto poder. Y en el mar de adversidades que en los últimos tiempos te tocó capear, solías recordar que venías de familia marinera, nunca desfalleciste. Encajabas los golpes con una fuerza más que ejemplar, sobrenatural diría, y seguías adelante, con dignidad, sin renunciar a los principios que alumbraban tu camino rectilíneo. Amigo mío, que derroche de ejemplo.

Querido Pepe, no sabes cuanto me está costando escribir esta atropellada necrológica, tengo tanto para decir, tantos recuerdos Además, el cuerpo me pide contar un caudal de cosas que, en fin, mejor será frenar. De momento decirte que en la Asociación de Periodistas de Castellón estamos desolados, no sólo hemos perdido a un miembro de la actual junta directiva y fundador de la primitiva Asociación de la Prensa, se nos ha ido el alma máter de las reuniones. Se nos ha ido el hombre bueno, siempre alegre, con generosa disposición, que nos hacía más fáciles las cosas. Ahora, cuando encajamos lo inevitable, nos damos cuenta de la verdadera dimensión de tu fortaleza, creciéndote a cada momento frente a la dificultad y transmitiéndonos un positivismo que nos pone la carne de gallina. Con toda la carga que llevabas a las espaldas y ahí estabas el primero, sin una queja. Esa grandeza empequeñece aún más a los miserables que el destino quiso ponerte en la senda de la vida.

Querido Pepe, ante todo fuiste un hombre libre, nunca doblaste la cerviz. “Siempre he preferido la libertad a cualquier otra cosa”, nos dejó escrito Voltaire. Tu optaste por ser un hombre libre, al servicio de la sociedad, que nos deja un testigo difícil de llevar. Ojalá tu ejemplo como profesional honesto, íntegro, y persona de bien, nos sirva de guía para seguir en el apasionante y, al tiempo, ingrato oficio de informar y opinar. En estos agitados momentos la profesión periodística tiene en ti un referente ejemplarizante, adormecido en muchas redacciones e instituciones: el de la dignidad.
Adiós amigo, amigo del alma.

Basilio Trilles.
Presidente de la Asociación de Periodistas de Castellón.

3 comentarios:

  1. elpoco tiempo que tuve para conocerlo,marco mucho mi vida y la de mi familia,ojala me hubiese dado tiempo de despedirme,aunque el me dijo dos dias antes de operarse que el de esto no se moriria y que pronto estaría en el campo del pesudo para contar su chistes . Un beso PEPE eres muy grande.MAR

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  2. Teniamos una afinidad especial,que grandes momentos hemos vivido trabajando juntos,cuantas cosas e aprendido de ti.¡gracias por toda tu sabiduría!
    Aún recuerdo el día en que nos conocímos,recuerdo perfectamente tus palabras hacia mi.
    Pepe,sé que donde estés,cuidas de todos los que te quieren. Eres único!!! Mi padre y yo nunca te olvidaremos!! Álex

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  3. La verdad es que enterarse de la muerte de Pepe estando a 7.000 kilómetros de distancia me ha setnado como una patada en las partes nobles masculinas. Me ha sabido muy mal no poder despedirme del que ha sido uno de mis grandes maestros, de esos de los que ccada dia aprendías algo. Ese hombre que siempre tenía una sonrisa en la boca y que si lo veías serio era mala señal. Más me fastidia que se haya tenido que ir de la manera en que se ha ido, graia a unos impresentables que ns¡os tomaron el pelo. Pero por otra parte, quedándome con lo positivo, me permitieron estar a las órdenes de uno de los grandes periodistas que nos ha dado nuestra provincia. Solo espero que pepe entienda el que no haya podido estar en su último adiós. No he estado en cuerpo, pero mi corazón y mi mente se han pasado todo el día reordándolo. Somos muchos los que le debemos mucho, ha confiado en muchas personas, siempre daba una oportunidad a aquel que él creía que valía, y me siento muy alagado por ello, me hace sentir especial. Gracias Pepe por haberme tendio como amigo, discípulo, alumno... Gracias Pepe por todo lo que me has enseñado de esta profesión que es la nuestra y la que mejor sabemos hacer. Solo espero que de mí te hayas llevado también un buen recuerdo dentro de tu corazón, que ahora escucharemos palpitar siempre dentro del nuesstro. Hasta siempre amigo. Gracias por haberte conocido, gracias por todo lo que de tí he aprendido. Gracias gran amigo.

    Jesús del Amo

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